Semblanza de Toño Daza

 

Antonio Daza Orozco

Por: Ismael Rudas Mieles

Antonio Daza Orozco, o simplemente Toño, como cariñosamente le llamamos sus amigos; indudablemente, hoy, se ha convertido en uno de los más sustanciosos y significativos íconos representativos de la más pura esencia de esa contagiosa magia que hay en el fondo de cada canción vallenata, donde se amalgama la alegría con la tristeza, la esperanza con el olvido, el amor con el odio, y algunas veces hasta somos sorprendidos con un profundo sentimiento que nos permite sentir un día de lluvia en pleno verano, o ver como se marchita una flor en primavera; todo dependiendo de la frágil elasticidad de la imaginación, que libremente emana a su propio antojo, la sensibilidad del poeta, que entre sutiles notas de armoniosas melodías, viene recorriendo un largo camino por más de un siglo, hechos que de manera espontánea marcaron la influencia de una historia y región, de la que sería casi imposible poder recordar, sin la existencia de una reseña por parte de personas que en su momento, en el más claro sentir de pasión y amor por esta música, enmarcaron hasta el más mínimo detalle de los acontecimientos, para que otra generación con los mismos sentimientos de afectos por mantener la vigencia del recuerdo de tan significativo legado, se apropiara del empalme y continuidad en velar por la preservación y divulgación del género, compromiso que de manera muy acertada y con el carácter de la más absoluta responsabilidad, hemos visto a nuestro amigo Toño, quien ha dejado de lado su profesión de administrador de empresas, para venir a dedicarse de tiempo completo a ese difícil reto de entregar todo su amor al aporte de nuestra cultura musical, y no solamente en la simple tarea de comentar, sino que haciendo uso de la oportunidad que hoy brinda la tecnología, ha extendido su pasión por la investigación y compilación de todo objeto que forme parte de su gran afición; por eso ahora mantiene todo de manera digitalizado, lo que le permite una mejor utilización en la búsqueda de forma rápida y precisa.

Es así como Toño, se llena de gran entusiasmo, cuando hace referencia a la colección de más de diez mil videos, donde  conserva recuerdos de viejas parrandas con anécdotas  insólitas, entre algunos casetes que guarda celosamente con una muy completa y nutrida información sobre los acontecimientos de cada festival de la leyenda vallenata en Valledupar, archivo al que acude con gran frecuencia, para responder preguntas que suelen hacerle, y que de manera muy comedida se complace en  contestar  acertadamente, lo que le genera esa gran satisfacción de haber podido contribuir al aporte y esclarecimiento sobre algunos temas relacionados con esta música, ya que su contacto de gestión permanente con el arte, es más de sensibilización que cualquier otro interés, lo cual evoca profundamente una clara atracción de confraternidad, cualidad que generalmente entre el músico, y quien le gusta la música, se guarda una estrecha relación de mutua afinidad. 

Tal vez Toño, no haga música, al igual que su padre Chico Daza, quien fue un muy reconocido personaje, mencionado en famosas canciones vallenatas, gran amigo y quien parrandeaba con Rafael Escalona, Poncho Cotes, El viejo Mile, Leandro Diaz, Juan Manuel Mueguez, Rafael Salas, y casi todos los parranderos de esa época, donde la gran mayoría eran de Villanueva, de la misma parte de donde es Toño, y quien ya goza de una inmensa reputación como gran investigador y conocedor de esta cultura, como suele expresarlo en cada una de sus excelentes notas, donde se refleja su alto contenido, tanto en su historia, como en su estructura musical, lo que permite aclarar la razón en el sentido de que encontremos en Toño, ese personaje que no hace música, no interpreta ningún instrumento musical, pero que reúne todas las condiciones de un perfecto crítico musical, parrandero y buen amigo, quien conforma un feliz y bonito hogar en Barranquilla con su esposa María Paulina, a quien por cariño le llama Maripau, y sus hijos, María Marcela, Antonio, Julian y Arianna


Barranquilla, noviembre de 2020

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