Fue una piedra villanuevera la que desgració a Diomedes Díaz

 

Diomedes y Wicho

Por: Antonio Daza Orozco
Mayo de 2015

Eso ocurrió en la manguera de “El confuso” el potrero que Hernando Dangond y Mima Martínez tenían un poco más allá de la acequia “La compañía”, en la salida para El Molino, donde hoy queda el colegio Nacional Roque de Alba de Villanueva (La Guajira)

Villanueva era reconocida como la ciudad de las piedras y a los villanueveros tira piedras, antes de que ahogaran con cemento sus calles y plazas estaban llenas de piedras de todos los tamaños.

“ y va a saber tira piedra
porque nació en Villanueva”

Villanuevero que se respetaba sabía tirar piedra, a mano limpia y enorme tino, poco usábamos la honda o cauchera.

Diomedes era un muchachito que no había cumplido los 11 años, estudiante del Liceo Colombia, del profesor Peñaloza y ese fin de semana como muchos otros salió con un grupo de pelaos a montear. Cuando no era a cazar iguanas o palomas, era a robar patilla, mangos, mamones o cotoprix, dependiendo de la cosecha, la de ese día era mangos lo que había y en “El Confuso” estaban los mejores (de azúcar, canime, chancleta, narizón, número once, de piedra, emperatriz y hasta los manzanos y de hilacha) el otro sitio era en “La Estancia” pero era más lejos; era medio día y entre los primeros palos Diomedes divisó un gajo de grandes y pintones mangos de azúcar, los que más le gustaban y sin preámbulo empezó a “cañonear”, luego se colgó de la rama donde estaba el racimo, casi en el copito, cuando llegó el hijo de la Negra Dilia, Icho (Wilson Peñalosa Barreto) que estaba estrenando una honda, de horqueta de totumo y cauchos rojos y se unió a la pila de imberbes que como locos tiraban piedras, palos, lo que fuera, antes de que Diomedes llegara a su cometido, porque la apuesta era que el que los cogiera o tumbara se quedaba con todo; Icho disparo la honda y en la primera esquiñó un mango y en la segunda campaneo al hijo de mama Elvira que en ese preciso momento asomo la cabeza. Diomedes grito y presuroso bajo como pudo agarrándose con una sola mano la otra tapaba su ojo ensangrentado, al llegar al piso los muchachos lo cargaron y corrieron con él hasta el hospital Santo Tomás donde recibió los primeros auxilios de parte de Carmen Gonzáles Daza, la mejor enfermera que ha tenido la región en muchos años. Mientras Icho cogía camino y se escondía, llegaban Rafael Díaz y Elvira Maestre, que por orden del médico Juan Carlos Orozco, jefe del hospital, trasladaron el pela´o para Valledupar donde le podían dar mejor atención.

Por culpa de esa piedra recogida en El arroyito (barrio de Villanueva), Diomedes Díaz quedo desgraciado, pero eso no le impidió triunfar. Después de ese infortunado accidente fueron muchos años en los que Diomedes saboreo la gloria, hasta su muerte hace unos años, sin que volviera a ver a su “verdugo”. Icho vive en el barrio El Hormigueral en Villanueva, tiene 66 años y casi no oye, se rebusca refaccionado muebles y enseres.

“ Esto nunca fue un impedimento en mi vida, gracias a Dios veo bien por el otro, pa lo que hay que ver… ¡con un ojo basta!” dijo Diomedes. 
 

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